Publicado por Luis Arribas 3ºA
El 19 de septiembre se publicó un
nuevo estudio científico que demuestra los daños ocasionados por el maíz
transgénico NK603 en la salud de las ratas analizadas. Este nuevo estudio
independiente, realizado por investigadores franceses, da a conocer los efectos
provocados por el maíz transgénico de Monsanto NK603 sobre varios grupos de
ratas alimentadas durante dos años con el maíz modificado genéticamente y/o el
herbicida asociado Roundup. Se trata del primer estudio a largo plazo que
evalúa los posibles daños sobre la salud del consumo de transgénicos. Los
investigadores encontraron una mayor incidencia de tumores mamarios y problemas
hepáticos y del riñón, además de comprobar una esperanza de vida menor en los
animales. Este mismo maíz se importa en España para consumo humano y animal, y
se cultiva en campos experimentales con la posibilidad de que contamine a
campos colindantes de maíz.
Una de las primicias de la
investigación es que se ha analizado la exposición durante dos años a los
alimentos transgénicos. Hasta la fecha, la mayor parte de los estudios fueron
realizados por la propia industria biotecnológica para conseguir la autorización
europea, con test de 90 días, lo que hacía imposible conocer los efectos a
largo plazo. El estudio, en un periodo de dos años, precisamente revela que en
los primeros meses no se detectan anomalías. Esto implica que, como mínimo, se
deberían revisar todas las evaluaciones de seguridad de todos los maíces
transgénicos aprobados para consumo humano y animal en la UE, exigiendo
estudios toxicológicos a largo plazo.
La sociedad española lleva más de
15 años expuesta a los transgénicos, solo en 2011 se cultivaron cerca de
100.000 hectáreas con OMG, contaminando al resto de cultivos, y sin conocer el
alcance de los mismos. Pero además, el 15% de los productos que contienen soja
y maíz están contaminados por organismos modificados genéticamente según la
Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Ante estos
datos, es evidente que el Gobierno no puede garantizar la seguridad en la salud
de la ciudadanía si se sigue cultivando e importando maíz y soja transgénicos.